La semana pasada comentaba respecto de la importancia en el entendimiento de un problema (aquí el link https://www.linkedin.com/pulse/innovaci%C3%B3n-el-foco-en-problema-ricardo-loyola-moraga-/), y en cierta forma realzando la frase cada vez más común: “enamorarse del problema, no de la solución”, dentro de un proceso de innovación.

Obviamente lo relevante es que éste sea el foco principal de análisis, no dejarse llevar por las soluciones que aparezcan en el camino (si anotarlas para cuando se llegue a esta etapa), sino tener siempre en mente al problema y así interiorizarnos al máximo en él.

¿Pero cómo abordamos el entendimiento del problema? Para esto, comparto una forma de hacerlo: 

Lo primero, es tener claridad de los actores que están involucrados, es decir, entidades que pueden ser personas u organizaciones (es decir, personas naturales o jurídicas) que son parte del problema o lo afectan de alguna forma. 

Luego, definir sus perfiles, es decir, cómo los actores podrían ser clasificados o segmentados. Las segmentaciones habituales son género, edad, profesión, territorio, etc., pero idealmente clasificarlos por su comportamiento, intereses o alguna variable que describa su actuar, pensamientos o incluso sentimientos.

Otro aspecto relevante, es identificar las dimensiones o ámbitos excluyentes entre sí, que caracterizan el problema y así analizarlo desde diferentes miradas. Lo que busca es entender el problema por partes (diferentes dimensiones), dada si multidimensional.

Independiente que el aprendizaje del proceso puede forzar a ajustar definiciones, se deben definir cómo se abordará este entendimiento, para lo cual existen diferentes técnicas y herramientas de investigación. Por ejemplo, Method Cards de la empresa IDEO (https://www.ideo.com/post/method-cards) propone diferentes métodos clasificados en:

  • Aprender: relacionado con cómo utilizamos y analizamos la información disponible, para desde ahí generar patrones o insights del problema en estudio. 
  • Observar: a los actores involucrados, para desde ahí identificar comportamientos y caracterizar qué dicen y hacen.
  • Preguntar: ahondar en los intereses a estudiar, para indagar en la materia de estudio (aquí hay diferentes técnicas, tanto cualitativas como cuantitativas). 
  • Tratar o probar: tiene que ver con acercarse lo más posible a “vivir” la situación o problema de estudio. Muchas veces esto no es posible, por lo tanto se debe buscar una simulación que se acerque lo más posible a la realidad.

Dentro de cada aspecto mencionado, se pueden utilizar diferentes métodos y herramientas, y obviamente es un trabajo que toma tiempo, pero dependiendo de qué se está abordando y los recursos involucrados, permite identificar necesidades más profundas o insights de los actores involucrados, lo que permitirá estructurar mejor el problema y desde ahí buscar las soluciones.

Como resultado, se podrá tener un mayor entendimiento del problema planteado. Una buena forma de describir el problema, es responder a las siguientes preguntas:

  • ¿Cuál es el problema?: situación que contiene dolores o necesidades para alguien en particular.
  • ¿Quién o quiénes lo tienen?: actores, personas o entidades que viven esos dolores o necesidades a resolver.
  • ¿Dónde sucede?: lugar definido o territorio particular donde ocurre el problema.
  • ¿Cuándo sucede?: temporalidad y duración del problema.
  • ¿Cómo se soluciona actualmente?: es decir, cómo viven o actúan quienes tienen esos dolores y necesidades. También identificar si existen algunas soluciones que buscan abordar el problema o parte de éste.
  • ¿Existen situaciones similares que sirven de analogía?: existe alguna situación que pueda ser comparable y que sirva de experiencia para nuestro problema?

A tener en consideración, que el aprendizaje nunca termina, pero en innovación, donde el proceso requiere aprendizaje, mientras más entendimiento del problema tengo, tendré mayores opciones de solución…

Ricardo Loyola