En innovación, enfrentar desafíos que permitan hacerse cargo de una oportunidad o problema detectado, en general a través de testeos de prototipos con usuarios potenciales, permitirá validar hipótesis y generar versiones de la solución, creando así un Producto Mínimo Viable (producto en su versión más básica para que la solución funcione) o la solución definitiva. En mi opinión, esto tiene mucho sentido común, considerando que una solución más estudiada, testeada y probada, aumentará sus probabilidades de éxito.

¿Qué tiene que ver esto con el modelo de negocios?

Para entenderlo, primero debemos entender qué es un modelo de negocios. Existen varias definiciones, por ejemplo “es cómo una empresa genera, entrega y captura valor” o “es la forma en que una empresa genera ingresos”. A mi entender, tiene que ver cómo una organización genera valor que es atractivo para un público definido, el cual tendrá un interés por obtener ese valor, y por lo tanto se generarán las condiciones de factibilidad y recursos para transar ese valor.

Dado lo anterior, detrás de cualquier solución (sea un producto o servicio) debe existir un modelo de negocios que haga factible su implementación, y por lo tanto deberán generarse los recursos necesarios, para que el oferente de valor (solución) lo desarrolle y entregue al receptor de valor (usuario, es decir quien utiliza ese valor; o cliente, es decir quien lo financia; que no siempre es el mismo actor). 

Por lo tanto, el modelo de negocios es lo que hace viable en el tiempo la implementación de una solución y es ahí donde está la relevancia de definirlo adecuadamente.

Como en general una innovación tiene un desarrollo evolutivo de la solución que se esté trabajando, basado en el aprendizaje adquirido por las retroalimentaciones de usuarios, el modelo de negocios de esa solución también debiese ir ajustándose, en función de validaciones asociadas a la entrega de la solución, que pueden testearse junto con los prototipos.

Existen varios tipos de modelos de negocios. Acá menciono algunos ejemplos, que en general aplican tanto para productos como servicios:

  • Venta por transacción, es decir, se paga al momento de obtenerlo: en general compra de productos y servicios transaccionales (peluquería, jardinero, entre otros).
  • Suscripción periódica: pago mensual, independiente utilice o no el servicio (pueden existir productos también).
  • Pago por uso, dependiendo del tiempo de uso, transacciones realizas o desgaste de un bien.
  • Freemium, donde se eligen versiones básicas y otras premium a un valor superior.
  • Auto-servicio: se dispone lo necesario para la autoatención. 
  • Entre otros.

A modo de conclusión, como en general una innovación tiene un desarrollo evolutivo y basado en el aprendizaje adquirido por las interacciones de prototipos con usuarios, el modelo de negocio de esa solución también debiese iterar y testearse, incorporando en este caso a los actores claves que permitirán el desarrollo y entrega de la solución (en consecuencia proveedores, clientes, usuarios u otro que sea relevante).

Ricardo Loyola – Consultor en Estrategia e Innovación