En estas últimas semanas, he tenido varias conversaciones con diferentes ejecutivos, empresarios y personas, con quienes hemos intercambiado opiniones respecto a esta pregunta, lo que me inspiró a escribir estas líneas.

A modo de contexto, comparto un par de conceptos:

– Estrategia tiene que ver con el camino que permite lograr los objetivos planteados (lo que se conoce como propósito o misión en una organización), para lo cual se requiere administrar los recursos ($, herramientas, equipos, personas, etc.), así como también el adaptarse a los cambios o variables del entorno, que nos permitirán recorrer ese camino.

– Innovación es una nueva forma de generar valor de manera sostenible en el tiempo, lo que se puede llevar a cabo desde las soluciones de una organización (sus productos o servicios), o también desde nuevos procesos, ajustes en el modelo de negocios o prácticas organizacionales, por ejemplo.

Por lo tanto, la innovación no sólo busca la generación de nuevos productos o servicios para nuevos mercados o es propio de las startups, o salir a los mercados internacionales, sino que puede abordarse en cualquier tipo de organización, ya que el resultado es generar valor nuevo o significativamente mayor, que en general se encuentra cuando se resuelven problemas, necesidades, oportunidades o dolores no resueltos (en innovación se habla mucho de dolores, a mi entender, porque el dolor moviliza y obliga a actuar; los problemas en cambio, se gestionan y los podemos posponer; mencionaré “problemas” para agrupar lo anterior, es decir, temas por resolver).

¿Pero dónde encontramos esos problemas que generarán soluciones innovadoras?

En todos lados. Si, en la vida cotidiana de las personas, pero también en la cotidianidad de las organizaciones, que están llenas de problemas por resolver.

¿Por qué entonces se habla tan poco de problemas? En mi opinión se debe a que las personas tendemos a buscar rápidamente soluciones, porque es lo concreto. Pero si le damos una vuelta, cualquier solución está sustentada en un problema que se resuelve total o parcialmente con esa solución. Wow, esto es obvio. Si, es obvio, pero nos engañamos constantemente volcándonos rápidamente a las soluciones y muchas veces sin darnos tiempo de analizar un poco el problema.

No obstante, relevar y analizar los problemas existentes y priorizarlos en función de cómo éstos afectan el desarrollo de la estrategia definida, permitirá focalizar los esfuerzos hacia lo relevante de la estrategia y por tanto muchos problemas que estén dando vuelta, dejan de ser relevantes. Surgirán otros, pero la organización los irá priorizando en función de en cuánto limita avanzar en la estrategia.

Ahora, ¿qué tienen que ver los problemas con innovación? Simple, las metodologías de  innovación se enfocan en entender a fondo el problema, incluso llegando a re-significándolo producto del aprendizaje que se obtiene y desde ahí buscar soluciones (que muchas veces no tienen nada que ver con las que surgen inicialmente). 

¿Y cómo trabajamos las soluciones? Siempre conectándolas con el problema re-significado y desarrollando la solución con una validación continua con los clientes, usuarios o beneficiarios, para lo cual la solución se va construyendo de forma iterativa por medio de prototipos (representación de la solución) que se usan para mostrarles la solución y recibir su retroalimentación, y así aprender y mejorar hacia una nueva versión del prototipo, hasta llegar a una solución que permite comercializarse. 

Esta lógica de enfrentar los problemas y desarrollar soluciones, aumenta las probabilidades de éxito, ya que está basado en un proceso de aprendizaje ágil y que busca minimizar los recursos. Aquí es donde se conecta con la pregunta inicial, ya que las soluciones también estarán alineadas a la estrategia de la organización, lo que hace un camino más simple, efectivo y sostenible. 

Adicionalmente, se contribuirá a que la cultura sea más ágil, esté más conectada con la estrategia y donde el trabajo en equipo empieza a fluir, porque las personas se conocen más y empiezan a entender lo que hace el otro, y en consecuencia te transforma en una cultura más preparada para enfrentar espacios inciertos y desconocidos (que es donde vive la innovación).

Por lo tanto, la innovación es una forma estructurada y metodológica que aporta al desarrollo de la estrategia, sustentado en el aprendizaje permanente y que permite aportar de valor nuevo y significativo, lo que muchas veces puede generar saltos estratégicos relevantes.